Nuestra generación no lo había vivido hasta ahora, pero ha llegado el momento de volver a las viejas prácticas sostenibles de nuestros abuelos y bisabuelos. Aunque ellos no eran conscientes del favor que estaban haciendo al planeta devolviendo los envases vacíos de los productos a las tiendas, rápidamente se acostumbraron a la perniciosa cultura del usar y tirar que se instauró hace unas décadas y que, sin lugar a dudas, ofrecía y sigue ofreciendo una comodidad incomparable.
Pero entrados ya en pleno siglo XXI, y con unas perspectivas ambientales más que fatalistas no solo a largo sino también a corto plazo, sabemos que la comodidad no puede ser el único factor que condicione nuestras compras. Si solo consumimos de forma pasiva y acomodada, el planeta no va a poder asumir nuestro ritmo de explotación de recursos y de generación de residuos, y entrará en colapso. Como ya está pasando y estamos viendo con los efectos que el cambio climático está generando a nivel global.
Ante este panorama, sabemos que pequeñas grandes acciones cotidianas como consumir menos, consumir local o rechazar productos, envases y prácticas tóxicas e insostenibles pueden marcar la diferencia. Porque, como consumidores, tenemos mucho más poder de lo que creemos: ¿Quién, si no, genera la demanda?
Con un cambio contundente de tendencia de compra, llegará un cambio de tendencia de oferta y la industria deberá adaptarse de una vez por todas a las nuevas necesidades
Algunas marcas ya están marcando la diferencia
Afortunadamente, ya son muchas las empresas que han empezado a tomarse en serio esta problemática y que están dando pasos firmes de cara a reducir el impacto ambiental de su actividad.
Este es el caso de una nueva marca de cosmética ecológica nacida en Barcelona, que tiene el orgullo de poder cumplir con todos los preceptos de la sostenibilidad industrial: con productos y materias primas locales, un proceso de producción sostenible, un envase sin materiales tóxicos que puede devolverse y reutilizarse y, por supuesto, un producto saludable y de primera calidad. Se trata de RRR’biocosmetics, una nueva firma de biocosmética comprometida con la sostenibilidad, el precio razonable y la salud ambiental que cierra el círculo, sin generar residuos.

En el artículo “5 formas de reducir plásticos en geles y champús” os explicábamos cómo la opción de la compra a granel, vinculada a la devolución y reutilización de envases, era una de las soluciones más óptimas que permiten acabar con los envases de plástico de un solo uso. Pues bien, este es una de las grandes ventajas de esta nueva línea de alta gama de cosmética corporal que ofrece productos de origen natural, sin testar en animales, sin siliconas ni parabenos y biodegradables, que se ha convertido en la primera empresa europea que utiliza envases de aluminio retornables.
No solo se trata de reducir el uso de microplásticos en el mundo de la cosmética, también queremos cambiar las pautas de la economía actual por una economía circular
Así nos lo explica Ana Ribalta, una de las fundadoras de este reseñable proyecto, que cuenta también con la certificación Ecocert Cosmos Organic como garantía de calidad y sostenibilidad ambiental.
Todos los recipientes vacíos de medio litro de los champús y acondicionadores, de los geles de baño y de las lociones corporales con las que cuentan pueden devolverse al punto de compra: o bien en los supermercados Veritas (quienes reintegran 50 céntimos al consumidor) o bien solicitando la gestión del envío a través de su página web. Todos los envases se llevan a la Fundación Aspasim, que impulsa el empleo de jóvenes con diversidad funcional, para realizar las tareas de limpieza, desinfección, clasificación y reenvío a la embotelladora para iniciar de nuevo el proceso.
Desde Objetivo Bienestar, aplaudimos con entusiasmo iniciativas como ésta, que están demostrando que otra forma de producir y de consumir es posible. ¡Pruébalo!
Más opciones anti plástico de un solo uso
En tiendas como La Goccia Verde, tendremos la oportunidad de comprar productos de higiene y de cosmética natural y sostenible a granel, reutilizando los envases. Además, otras marcas de primera línea como L’Occitane ya cuentan desde hace más de un año con fuentes para recargar botellas de aluminio con gel de ducha y jabón de manos, o bien con champús sólidos que no generan residuos.

Un buen ejemplo de cómo las “grandes” también están haciendo los deberes y ofreciendo cada vez más opciones zero waste.
En esa misma línea, Lush es otra de las grandes firmas de cosmética natural comprometida con la reducción de plásticos de un solo uso, que permite devolver los botes a las tiendas para su posterior reciclaje. En este caso, a cambio de 5 botes devueltos, se le ofrece al consumidor una mascarilla fresca.

Sea cual sea tu producto favorito, recuerda que está en nuestras manos decidir cómo queremos seguir consumiendo y poniendo nuestro grano de arena en la construcción de un futuro más verde. Porque todavía estamos a tiempo, ¡pásate al residuo cero!