Tiene sólo 16 años y cuenta con más de un millón de seguidores en Twitter. Sin embargo, es la antítesis de la banalidad y de la superficialidad influencer. Lejos de eso, Greta Thunberg, una estudiante y activista sueca, tiene un discurso ecologista profundo y transformador que sigue al pie de la letra y que ha inspirado a miles de estudiantes de Suecia y de otros países de Europa para alzarse contra una de las urgencias más dramáticas que afronta la agenda política mundial: la crisis climática.
Con una trayectoria activista más que admirable pese a su corta edad, la joven se ha convertido en la viva imagen de la lucha juvenil contra el cambio climático, plantando cara a líderes mundiales como Donald Trump, participando en la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas o en el Foro Económico Mundial, enfrentándose a cámaras de televisión y medios de todo el mundo y reclamando la aplicación inmediata de un cambio de sistema global. Dejar de hacer lo que nos ha conducido hasta esta situación de colapso ambiental es lo que Thunberg exige, puesto que las medidas tomadas hasta ahora han sido claramente insuficientes y, para la joven, es evidente que no conseguirán salvar al planeta de la mayor amenaza global a la que se ha enfrentado el ser humano hasta ahora.
“Nuestra biósfera se está sacrificando para que las personas ricas en países como el mío puedan vivir de lujo. Son los sufrimientos de muchos los que pagan por el lujo de unos pocos (...) Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante sus propios ojos (...) Necesitamos mantener los combustibles fósiles en el suelo y debemos centrarnos en la equidad. Y si las soluciones dentro del sistema son tan imposibles de encontrar, tal vez deberíamos cambiar el sistema en sí mismo”, dijo Thunberg ante la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas de 2018.
La esperanza de las nuevas generaciones
Su discurso, directo, categórico y sin tapujos, y su desparpajo frente a las cámaras tienen un especial mérito puesto que Greta está diagnosticada con síndrome de Asperger, una forma de autismo que da lugar a ciertas dificultades de comunicación, pero que la joven hace frente con valentía con el fin de hacer llegar su valioso mensaje tan lejos y tan fuerte como le sea posible. Las redes sociales son sin duda uno de los grandes altavoces de la sueca y una de las claves que explican su éxito entre los jóvenes de todo el mundo. Con un lenguaje sencillo, pero no por eso menos aplastante, se hizo famosa en agosto de 2018 cuando se plantó durante días frente al parlamento sueco para protestar contra el cambio climático y, desde entonces, ha conseguido sacudir la conciencia de miles de estudiantes y ha dado lugar a la creación de movimientos como Fridays For Future, o Juventud por el Clima.
Fiel a sus convicciones, desde hace un tiempo, logró convencer a su familia para no utilizar más el transporte aéreo por la cantidad de emisiones contaminantes que genera a la atmósfera, y, desde entonces, se desplaza con otros medios más sostenibles y ecológicos propulsados por energías verdes.
El pasado 28 de agosto, Greta llegó a Nueva York después de una travesía de dos semanas por el océano Atlántico a bordo del Malizia II, un velero con tecnología verde que genera cero emisiones de carbono gracias a la energía obtenida a través de paneles solares, turbinas hidrogeneradoras y una desalinizadora para obtener agua potable. Acompañada durante el viaje por su padre, el documentalista sueco Nathan Grossman y dos adultos más encargados de la conducción de la embarcación, Greta será una de las estrellas de la Cumbre sobre la Acción Climática que se celebrará el próximo 23 de septiembre en Nueva York y que seguiremos con interés.
Además de sus discursos mediáticos, de sus reuniones con líderes políticos y de su asistencia en cumbres internacionales, a sus 16 años Thunberg ya es autora de un libro (No One is Too Small to Make a Difference, en español “Nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia”) y ha sido nominada al Premio Nobel de la Paz.
Al más puro estilo de Naomi Klein, Thunberg representa la esperanza de las nuevas generaciones, aquellas que sufrirán con creces los estragos del cambio climático si no ponemos todos de nuestra parte y no llegamos a tiempo para frenarlo.